Skip to content Skip to footer

Castets: el camino de vuelta a casa

El ampelógrafo José Vouillamoz ha incluido mi vino de Maturana en su columna de la revista Vigneron. No solo eso: lo ha señalado como uno de los mejores ejemplos actuales del Castets, esa vieja variedad de la Gironde que, por caminos que ya son leyenda, encontró en La Rioja una segunda vida.

Para mí, no hay mayor reconocimiento que ver valorado el trabajo bien hecho, el respeto al origen y la decisión de hacer vinos con historia, aunque no salgan en todas las guías. Porque detrás de cada botella de mi Maturana tinta hay algo más que vino: hay barro de Navarrete, hay manos que eligen cerámica antes que barrica, hay uvas que vuelven a sonar en la copa después de haber estado casi olvidadas.

¿Qué tiene esta Maturana que la hace tan especial?

Según Vouillamoz, el castets o Maturana de Navarrete, es hijo de dos rarezas: el Camaraou noir y el Gros cabernet. Primo-hermano del Carmenère y pariente de tantas otras uvas que cruzaron caminos en el suroeste francés. Se le creía casi desaparecido después de que la  filoxera arrasara con todo el viñedo, pero ha ido resurgiendo en lugares donde alguien decidió mirar hacia atrás para avanzar.

En La Rioja lo conocemos como Maturana tinta de Navarrete. Y aunque algunos aún la miran de reojo por no ser «la de siempre», a mí me conquistó desde el principio. Tiene algo salvaje y a la vez elegante. Viste de oscuro, como si quisiera pasar desapercibida, pero en nariz y en boca habla alto y claro: fruta negra, violeta, especias, monte bajo… y una estructura que no necesita disfraz.

En mi bodega la trabajo sin maquillaje: levaduras autóctonas, 12 meses en tinaja de barro de mi propio pueblo (sí, en Navarrete seguimos teniendo alfareros), y una producción limitada a 750 botellas. No hay dos añadas iguales. Ni falta que hace.

Lo más bonito del artículo de Vigneron no es solo el análisis sensorial —que, para qué negarlo, es un lujo leerlo—, sino lo que representa: el reconocimiento a un tipo de viticultura que apuesta por la diversidad, la sostenibilidad, la autenticidad. A esas uvas que parecían haber quedado fuera del relato y que hoy vuelven a tener voz.

El Castets no es solo una uva del pasado. Es una respuesta posible al futuro. Añ ser de ciclo corto, tiene brotación tardía (así que puede evitar las heladas), resiste mejor el mildiu (menos tratamientos, más sanidad), y sobre todo: tiene mucha personalidad.

Que una publicación como Vigneron lo ponga en el centro de su número de verano es motivo de celebración. Pero más aún lo es saber que, desde un rincón de La Rioja, una mujer viticultora puede poner su granito de barro y de uva para que esta uva anciana siga contando historias.

Gracias, José, por mirar también hacia el sur del Camino.

Elena

Aquí puedes leer la traducción al castellano del artículo publicado en la revista Vigneron (n.º 61, verano 2025), firmado por el ampelógrafo Dr. José Vouillamoz:

¿El castets, cepa del futuro?
Por Dr. José Vouillamoz, ampelógrafo y autor de obras sobre variedades de uva

Esta crónica tiene como objetivo dar visibilidad a variedades menores que merecen cierta atención. En esta ocasión, he elegido hablar del castets, una antigua variedad de la Gironde que, según se cuenta, fue descubierta en Saint-André-du-Bois hacia 1865 por un tal Señor Castets, quien la plantó con tanto entusiasmo que acabó dándole su nombre.

El análisis de ADN ha permitido identificar a sus padres naturales: el castets es fruto de un cruce espontáneo entre dos variedades igual de raras: el camaraou noir, originario de los Pirineos Atlánticos, y el gros cabernet del País Vasco. Este último es también el progenitor del carmenère, hoy célebre como la uva emblemática de Chile. Así que el castets es medio hermano del carmenère.

Hoy en día, el castets apenas se planta en Francia. En el suroeste del país aparece ocasionalmente en los ensamblajes de las denominaciones Vins d’Estaing y Palette, en los Bouches-du-Rhône, donde fue introducido ya en 1885 por Marius Olive, propietario del viñedo de Creissaud. En Gironde, prácticamente desapareció tras la llegada de la filoxera en 1866, pero en los últimos años ha experimentado un renacer prometedor.

En 2016, Jean-Baptiste Duquesne lo reintrodujo en Château Cazebonne (AOC Graves), junto con decenas de otras variedades históricas de Burdeos. En la misma época, en Landiras, al sur de Burdeos, el inconformista Loïc Pasquet —creador del vino más caro del mundo (Liber Pater)— lo plantó en pie franco junto a otras variedades olvidadas como el mancin, el saint-macaire, el prunelard y la rarísima pardotte. Siguiendo el impulso de estos dos visionarios que buscan recuperar el sabor de los antiguos burdeos, el Château Mallié Chante l’Oiseau también lo ha plantado en Saint-Macaire.

En 2021, el Instituto Nacional del Origen y de la Calidad (INAO) aprobó la inclusión del castets (hasta un 5% del viñedo) en el pliego de condiciones de la AOC Médoc, y posteriormente en la AOC Margaux en 2023.

En el Minervois, la cuvée Mains Libres del Clos du Marbrier está compuesta por un 90% de castets y un 10% de garnacha. Como monovarietal en Francia, he encontrado solo la cuvée Pur Castets IGP Var, un vino natural del Domaine La Grand’Vigne en Brignoles, que recupera el prestigio de esta variedad bajo su sinónimo engañoso de cabernet d’Aubagne. Pero hoy existen otros ejemplos… ¡en España!

En efecto, en 2011 el análisis de ADN demostró que la variedad maturana tinta de Navarrete, encontrada en antiguos viñedos riojanos, es genéticamente idéntica al castets. Se cree que llegó desde la Gironde por el Camino Francés, en la ruta del peregrinaje a Santiago.

En mi opinión, uno de los mejores ejemplos es sin duda el Maturana de Elena Corzana, brillante viticultora de Navarrete, en pleno corazón de La Rioja. Este vino raro (600 botellas producidas) envejece doce meses en tinajas de 400 litros hechas con arcilla local de Navarrete. Es un vino muy intenso, de color oscuro, con aromas de violeta, cereza negra y pimienta negra, acompañados de notas de almendra laminada, tomillo y nuez moscada. Los taninos son sedosos, con una estructura densa y una acidez equilibrada. El final, sabroso, deja recuerdos de hueso de cereza y naranja sanguina. Un vino de terroir, sincero y auténtico.

¿Es el castets una cepa del futuro? Sin duda. Su brotación tardía lo protege de las heladas primaverales, y además es poco sensible al mildiu, lo que le otorga una gran ventaja en el contexto del cambio climático.

Dejar un comentario

es_ESEspañol
Verificación de edad

¿Eres mayor de edad?

Para acceder, debes confirmar que tienes la edad legal para consumir alcohol en tu país de residencia.
En España, la edad mínima legal para comprar alcohol es de 18 años.