Catar el paisaje: visita a una bodega donde todo se hace con las manos

Hay lugares donde el vino se entiende mejor.
Donde no hace falta mucha explicación porque la tierra, el silencio y el aroma de las barricas lo cuentan todo.

Mi bodega en Navarrete no es un decorado.
Es un espacio de trabajo, de creación, de historia viva. Aquí, cada rincón tiene algo que decir y cada vino que servimos en la copa está hecho con las manos, con tiempo y con alma.

Venir a visitarla no es solo hacer enoturismo.
Es catar el paisaje, tocar la historia, escuchar la voz de una Rioja distinta: más cercana, más honesta, más real.

¿Qué pasa cuando visitas la bodega?

La experiencia empieza en el propio camino. Navarrete, en plena Rioja Alta, guarda aún ese aire de pueblo donde el vino sigue siendo vida.
Te recibo personalmente. No hay guías ni guiones.
Lo que comparto es mi forma de vivir el vino: desde la viña hasta la copa, sin secretos.

Juntos recorremos el espacio, hablamos de variedades autóctonas, de suelos, de fermentaciones espontáneas, de cómo influye el clima y de por qué cada botella es irrepetible.

Y luego llega el momento más bonito: probar el vino.
Catar sin prisa. Con pan, con conversación, con luz natural.
Descubrir cómo se expresa un vino gastronómico hecho a pequeña escala.
Sentir el carácter de la Maturana Tinta, la elegancia del Tempranillo o la sorpresa de una añada especial.

Esto no es una cata técnica

No hace falta ser experto.
Aquí se viene a disfrutar, a preguntar, a emocionarse.
El vino se entiende cuando se comparte. Y cuando sabes quién está detrás de cada decisión, cada aroma, cada etiqueta… sabe distinto.

Esto es una experiencia gastronómica, sensorial y emocional.
Una forma de reconectar con el origen, con lo que somos, con lo que nos mueve.

Ideal para regalar o para regalarte

Muchas personas que vienen me dicen lo mismo:
«No sabía que un vino podía contar tanto.»

Por eso, cada visita es diferente. Algunas son íntimas, otras en grupo reducido. Algunas acompañadas de comida local, otras más enfocadas en la cata. Todas, hechas a medida. Como mis vinos.

Y sí, también puedes regalar esta experiencia.
Porque no hay mejor regalo que un recuerdo verdadero.

¿Te apetece catar el paisaje?
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