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Te explico porqué la Maturana Tinta es mi uva bandera

Maturana Tinta de navarrete

Cuando me preguntan por qué he apostado por la Maturana Tinta, siempre respondo lo mismo: porqué tiene algo que no se puede fingir.

Es una variedad olvidada durante años, arrinconada por menor intereses comerciales, desplazada por otras más productivas o más fáciles de trabajar.

Pero la Maturana resiste. Tiene garra. Es intensa, profunda, sincera.
Como me gusta ser a mi. Como es mi forma de hacer vino.

Una uva con historia que casi desaparece

La Maturana Tinta es una de las variedades de uva más antiguas documentadas en Rioja. Su presencia aparece registrada ya en el siglo XIX, pero durante décadas estuvo prácticamente desaparecida de los viñedos. Se consideraba una variedad minoritaria, poco rentable, difícil de trabajar.

No fue hasta finales del siglo XX cuando algunos viticultores, y especialmente proyectos pequeños, comenzaron a recuperarla. Hoy, la Maturana Tinta está oficialmente permitida por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja, y aparece reconocida como una de las variedades que más pueden aportar a la diversidad, la frescura y el carácter en los vinos riojanos.

Puedes leer más sobre la historia y características de la Maturana en este artículo de Rioja Wine (sitio oficial del Consejo Regulador).

Lo descubrí al volver a casa

Yo conocí la Maturana en serio cuando volví a mi tierra después de años trabajando en bodegas de Australia, Sudáfrica y otros lugares donde el vino se mira desde otras perspectivas.

Ese viaje me sirvió para entender que no basta con copiar lo que funciona fuera. Hay que mirar lo que tenemos aquí, en casa, y ponerlo en valor.

Y supe que, si quería hacer un vino con identidad, con alma y con historia, tenía que ser con esta uva.
Porque la Maturana tiene personalidad propia.
No es complaciente. No busca agradar a todo el mundo.
Pero cuando conecta contigo, no se olvida.

¿Qué tiene la Maturana?

  • Acidez natural (y libertad para no maquillar)

Una de sus virtudes más valiosas es que mantiene una acidez viva incluso en años cálidos.
Esto me da libertad para vinificar sin correcciones.
Puedo dejar que se exprese tal como es.

Esa acidez también le permite envejecer bien.
Y sobre todo, le da equilibrio y frescura, incluso cuando elaboro vinos con estructura.

  • Color intenso, aroma salvaje

La Maturana no pasa desapercibida. Sus racimos son compactos, con bayas pequeñas y piel sabrosa, lo que se traduce en color profundo y buena concentración.

    • Adaptación al cambio climático

    Aunque no es su argumento de marketing, la Maturana tiene un rasgo que cada vez es más valioso: resiste bien el calor.

    En un contexto donde las temperaturas suben, las vendimias se adelantan y la acidez natural se pierde en muchas variedades, la Maturana ofrece una respuesta real.

    En este artículo se habla precisamente de la importancia de recuperar variedades resistentes como la Maturana en zonas históricas como Rioja.

    No es solo una uva. Es una forma de decir

    Elegir esta variedad no fue una casualidad técnica.
    Fue una posición. Una forma de decir que quiero hacer vino con voz propia.

    Porque sí, en esta tierra convivimos con megabodegas que producen millones de botellas al año, con estructuras industriales, en las que cada decisión pasa por un departamento de marketing.
    Pero también estamos quienes trabajamos en pequeño, en bodegas familiares, fermentando parcela a parcela, cepa a cepa.


    Escuchando. Probando. Cuidando.

    Y muchas veces, eso no se ve.
    No entra en las guías. No se premia. No lo conoce la mayoría.

    Una variedad con pasado… y mucho futuro

    Durante años, la Maturana fue desconocida.
    Pero ahora hay una nueva generación de viticultores —y muchas viticultoras— que la estamos recuperando.
    Porque es parte de lo que somos, sobre todo aquí en Navarrete que es donde reapareció esta variedad olvidada.

    Y también porque puede ser clave para el futuro del vino en Rioja.

    ¿Por qué?

    Porque se adapta al clima cambiante.

    Porque aporta frescura y originalidad.

    Porque no se parece a ninguna otra.

    Y eso, en un mundo saturado de vinos que quieren gustar a todos, es oro.

    Lo que busco cuando hago vino

    Cuando elaboro un vino con Maturana, no estoy buscando encajar en una tendencia.
    Tampoco busco que sea “el más redondo” o “el más puntuado”.

    Lo que busco es que no deje indiferente.
    Que alguien lo pruebe y diga: “¡Esto no me lo esperaba!”

    Y eso me pasa mucho cuando lo sirvo en cata.
    Primero hay sorpresa, luego silencio. Y después, conversación y caras de felicidad.

    Vinos que hablan. Vinos que incomodan. Vinos que se quedan.

    Esa es la línea que quiero seguir.
    Con una uva que no es para todos los públicos, pero sí auténtica.
    Y con una manera de trabajar que tampoco lo es:
    artesanal, exigente, sin atajos.

    Por eso la Maturana es mi uva bandera.
    Porque representa todo lo que quiero decir sin tener que explicarlo.

    ¿Quieres probar cómo habla una Maturana criada en Rioja Alta?

    Entonces te invito a venir a la bodega.


    A recorrer conmigo las viñas. A probar directamente de barrica. A entender lo que hay detrás de cada decisión.

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    O, si prefieres empezar desde casa, puedes hacerlo aquí: Ver tienda online

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