¡Minutero 2023 ya está disponible! Y no sabéis la emoción que siento al poder decirlo por fin. Este vino es mucho más que una añada. Es una historia. Una forma de entender la vida y la viña. Y también una declaración de intenciones: seguir apostando por lo pequeño, lo artesanal y lo que se hace con alma
Hay vinos que se hacen con las manos. Con la tierra bajo las uñas, con el cuerpo inclinado entre cepas, con el pulso lento del campo marcando el ritmo. Pero hay vinos que se hacen también con el tiempo. Minuto a minuto. Con cada decisión, cada espera, cada gesto. Minutero es uno de esos vinos.
Minutero: un vino con alma de reloj
Minutero es mi nuevo vino de autora, elaborado con Maturana tinta, una variedad con carácter, profundidad y esa personalidad que tanto me atrae. Pero más allá de la variedad o del método, este vino nace de una inspiración muy concreta: el tiempo.
El tiempo entendido como algo que no se fuerza, que no se puede acelerar. Que tiene su propio ritmo y nos enseña a respetarlo. Y también como un espacio de dedicación, de cuidado, de presencia absoluta.
Por eso se llama Minutero. Porque es un vino que nace de los minutos invertidos en el viñedo, en el bazuqueo, en la bodega. Y también porque lleva en su espíritu un pequeño guiño a quien me enseñó, desde pequeña, el valor de hacer las cosas con precisión y cariño.
La etiqueta, diseñada por el artista Uriszar, lleva una aguja de reloj escondida en la “t”. No es un adorno: es una clave. Porque este vino se mide en instantes. En los momentos que lo han hecho posible.
Las viñas: Las Manecillas
Minutero nace de una pequeña viña situada en Las Encinillas, en Navarrete, que he bautizado como Las Manecillas.
A solo cien metros, está mi otra viña de Maturana y cada una tiene su carácter, su luz, su forma de enfrentarse al año.
Una es más austera, la otra más expresiva. Una madura más despacio, la otra se deja acariciar por el sol de las tardes. Las dos están plantadas sobre suelos rojos, pedregosos, que obligan a la vid a esforzarse, a buscar en lo profundo.
Decidí vinificarlas por separado para poder escuchar lo que cada una tenía que contar.
Durante la fermentación, las traté como si fueran dos vinos distintos, porque lo eran. Cada parcela expresaba matices diferentes, texturas distintas, incluso un tempo diferente en la evolución. Esa fue una de las decisiones más importantes del proceso: respetar la singularidad de cada viña.
Después, ambas pasaron 12 meses de crianza. Minutero en barrica de roble francés, y la otra en tinaja de barro. La crianza no fue para dominar el vino, sino para acompañarlo. Para permitir que se afinara sin perder su esencia.
El resultado es una producción limitada a 2.044 botellas. Una cifra concreta, cerrada, sin repeticiones. Lo que hay es lo que hay. Y eso lo hace único.
El pulso de la Maturana tinta
La Maturana tinta es una variedad muy particular. Es exigente en cuanto a cuidados y atención, a veces deshojando para que madure con el sol, y otras veces ocultando sus racimos para que el exceso de sol no los queme. Si se la escucha, si se le da tiempo y cuidado, entrega vinos profundos, vibrantes y con una estructura que emociona.
En Minutero, la Maturana tinta se expresa con una fuerza elegante. Hay fruta negra, hay notas especiadas, hay una acidez viva que lo mantiene ágil. Pero sobre todo hay una sensación de coherencia. De que todo está en su sitio. Que cada minuto ha merecido la pena.
Una invitación a beber despacio
A veces me preguntan qué consejo daría para disfrutar mejor mis vinos.
Y yo siempre contesto lo mismo: bebe despacio.
No porque sea un vino difícil, ni porque necesite una ceremonia.
Sino porque cuando uno se detiene y presta atención, pasan cosas. El vino cambia en la copa, se abre. Te cuenta más. Te lleva a otros lugares, a otras texturas, a otros recuerdos. Y eso es algo que no se puede forzar. Solo se puede vivir.
Minutero no está hecho para pasar desapercibido.
Está hecho para quien quiere saborear el tiempo.
Para quien entiende que lo más valioso a veces se esconde en lo pequeño, en lo silencioso, en lo que no se mide por volumen, sino por significado.
Apoyar un vino pequeño es apoyar una forma de vida
Cada botella de Minutero representa una elección.
La elección de seguir haciendo vinos en pequeña escala, respetando el paisaje, la biodiversidad, el ritmo de la planta.
La elección de mantener un proyecto independiente, sin atajos, sin grandes distribuidores, sin edulcorar el relato.
Comprar Minutero no es solo disfrutar de un vino:
Es apostar por una manera diferente de entender la viticultura y el valor del trabajo bien hecho.
Es poner en valor lo que nace con honestidad y se comparte con el deseo de emocionar.
Y si has llegado hasta aquí leyendo, quizá tú también estés en ese camino.
Cómo conseguir tu botella
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🫶 Producción limitada a 2044 botellas.
Y si lo pruebas, me encantará saber qué te ha dicho. Porque cada persona encuentra algo distinto en un vino. Y eso es lo más bonito de todo este proceso: que sigue creciendo en el momento en que tú lo haces tuyo.
Gracias por estar al otro lado,
por leer con calma,
por apostar por lo artesanal,
por querer vinos que se hacen a fuego lento, minuto a minuto.
– Elena
