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Mujeres en el vino: no queremos hueco, queremos voz

elena corzana Mujeres en el vino

Durante mucho tiempo, en las mesas de cata y en las bodegas, las mujeres hemos sido una excepción. Un “detalle curioso”. Una nota al pie.

Pero cada vez somos más las que decidimos dejar de esperar a que nos inviten.
No queremos hueco por cortesía. Queremos voz. Queremos estar. Porque tenemos algo que decir, y lo estamos diciendo con vino.

Mi historia no es una excepción

Soy Elena Corzana, viticultora, enóloga y sumiller.
Nací y crecí en La Rioja, rodeada de viñas, barricas y conversaciones sobre el campo. Aprendí a trabajar la vid con mi abuelo Agapito, y el vino se convirtió en mi idioma.

Estudié, viajé, trabajé en bodegas de Chile y Sudáfrica, me formé en concursos internacionales y caté junto a profesionales de todo el mundo. Pero en cada sala, en cada jurado, en cada feria… éramos pocas. Muy pocas.

Y las preguntas eran siempre las mismas:
“¿Tú haces el vino o es tu pareja?”
“¿Y no es muy duro para una mujer?”
“¿No te da miedo ensuciarte en vendimia?”

Sí. 2025. Y todavía hay que contestar a eso.

La presencia no es suficiente: hace falta reconocimiento

Hoy tengo mi propia bodega en Navarrete. Pequeña, sí, pero hecha desde el alma.
Trabajo viñas de Rioja Alta, elaboro microvinificaciones con fermentaciones espontáneas, y produzco un máximo de 5000 botellas al año. Todo con mimo, sin artificios, con una mirada que no copia modelos, sino que crea el suyo.

Y sin embargo, hay quien todavía se sorprende:
“¡Ah, pero tú haces el vino sola?”
Sí. Lo hago. Como muchas otras.

Estamos aquí.
Somos muchas. Y hacemos vino excelente.

Pero seguimos sin tener la misma visibilidad, el mismo respeto, ni el mismo espacio en guías, ferias o medios.
No basta con poner una cara femenina en marketing. Hay que escuchar nuestras propuestas, valorar nuestra técnica, y dejar de tratarnos como excepción.

Otra forma de hacer vino… y de habitar el mundo

No es solo cuestión de género. Es cuestión de perspectiva.

Muchas de nosotras estamos proponiendo otro modelo:
Más consciente, más sostenible, más conectado con el territorio.
Menos volumen, más verdad.
Menos ego, más colaboración.

Nuestro paso por el vino es profundo. Técnico, sí. Pero también emocional.
Hacemos vino que acompaña, que escucha, que transforma.

Y eso también es innovación.

Bebamos distinto, elijamos distinto

Si eres de las personas que buscan vinos con alma, con historia, con identidad…
Te invito a mirar más allá de la etiqueta.
A descubrir proyectos pequeños, liderados por mujeres que trabajan con el suelo, no contra él.
Que entienden el vino como un acto de creación, no como una máquina de producción.

Porque detrás de cada vino de autora hay algo más que talento:
Hay resistencia.
Hay sensibilidad.
Hay una forma distinta de estar en el mundo.

¿Quieres probar el vino que hago con mis manos, mi historia y mi voz?
👉 Descubre mi tienda online o ven a visitar la bodega en Navarrete

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